Voy a explicar que pasa al masterizar mp3 u cualquier otro formato de compresión con pérdida. Pero, antes, un poco de teoría.
Formatos de compresión con pérdida
La existencia de los formatos de compresión con pérdida está justificada para su uso en dispositivos donde prima ocupar poco espacio sin importar la calidad sonora, como puede ser escuchar música desde el teléfono móvil en un ambiente ruidoso (en el tren, en la calle), o escuchar música con sistemas de poca calidad como altavoces de ordenador portátil.
La falta de espacio de almacenamiento y la necesidad de transmitir información de forma rápida motivó lo que en informática se llama la compresión de archivos, consistente en la búsqueda y eliminación de información repetitiva por una parte, e irrelevante por otra, para conseguir un archivo más pequeño.
Para conseguir reducir información en archivos de audio, la compresión con pérdida se basa en la psicoacústica: se identifican aquellas partes del audio que no pueden ser captadas fácilmente por nuestros oídos, como por ejemplo altas frecuencias o sonidos que ocurren al mismo tiempo que otros más fuertes. Estos sonidos son los que se codifican a menor calidad que el resto.
Se consiguen así tasas de compresión de entre el 5% y el 20% del archivo original. Algunos formatos de compresión con pérdida son: AAC, AC3, AMR, ATRAC, MP3, Musetrack, Real Audio, Vorbis, Wavepack, Windows Media Audio.
Formatos de compresión sin pérdida
En cambio la compresión sin pérdida se basa en eliminar información repetitiva y en utilizar algoritmos de previsión. La complejidad de la información contenida en los sonidos hace muy difícil la compresión sin pérdidas, de ahí la escasa tasa de compresión (50%-60%).
Este tipo de compresión puede utilizarse para aplicaciones profesionales debido a que la información original siempre puede recuperarse tal cual estaba antes de comprimirse. Para aplicaciones profesionales y audiófilos, se requiere la máxima calidad en la materia prima y se trabaja por lo menos 48 KHz y 24 bits. Estos datos de audio se guardan en archivos wav (windows) o aiff (mac).
Masterizar MP3
MP3 es un formato de compresión con pérdida y no es el mejor formato para trabajar, pues no incluye todas las frecuencias y sonidos originales al 100%. Dependiendo del ratio y tipo de compresión con pérdida, el resultado de masterizar mp3 puede ser más o menos aceptable. Siempre que puedas, asegúrate de enviar tus canciones en un formato profesional para que tu ingeniero de sonido tome como punto de partida el mejor material posible.
Si quieres saber más sobre la calidad del audio digital, lee mi artículo “Calidad del audio digital en informática musical”